Sí, SUS resultados, los de mi marido, aquella prueba para la fragmentación de ADN espermático que quedó pendiente hace 20 días. Ya hemos hablado con el doctor de CIMAB, cumpliendo religiosamente los plazos que nos dió, y, no os mentiré, ¡ya no sé como tomármelo! ¡ya no sé si es bueno o malo!

¿Qué nos ha dicho? Que debe tomar tratamiento durante 3 meses de un antioxidante muuuy concreto -Androferti- haciendo coincidir el fin de la toma con la última administración de la vacuna (no sin antes hacer un tratamiento "preventivo" con antibiótico).

¿Por qué? Pues porque no ha salido como debiera; no es un caso severo, de serlo no serviría el tratamiento, pero sin entrar en valores concretos ha concluido que el % de espermatozoides con el ADN dañado está por encima de la media, agravando nuestro problema de no tratarse.
Así que tenemos cantidad, mucha movilidad PERO no el suficiente volumen con información de C-A-L-I-D-A-D.

No hacía faaalta hacerle pruebas a mi marido, tooodo estaba bien "seguuuro", podíamos volver a la carga cuando quisieeeramos...¡Y UN CUERNO!
Servidora no se embaraza sola, ni tiene una bola de cristal, ni es médico...¡pero tiene mucho más sentido común, fuerza de voluntad e interés de que todo esto salga bien que ninguuuno de ellos!

Pedí hasta cansarme que miraran a mi marido, que entendía que como me embarazo podían dar ciertas cosas por supuestas pero otras igualmente salir mal, y finalmente he tenido que ir por mi cuenta, pasando de tooodos ellos, siguiendo mi instito, mi lógica médica, y sacar en claro que los dos somos focos de problemas.

Para algunos de nuestros allegados es una buena noticia porque tenemos otro cabo atado y tiene tratamiento, para mi marido ha caído como un cubo de agua fría aunque no lo manifieste y para ambos ha resultado ser una frustración más porque son más variables a controlar: ya no es un solo dado que tenemos que procurar sacar un "5" para empezar la partida del embarazo...¡ya son 3! Y como en todos los juegos de azar, es muuuy difícil sacar un triplete.

Solamente sé que, en estos momentos, siento pánico ante la idea de hacer el resto de pruebas; ¿cuántas variables más deberemos controlar? Me siento como si el tema se me escapara de las manos, como si tener las respuestas ya no fuera suficiente alivio o descanso. Sólo veo ante mi una montaña enorme que debemos coronar y que por el camino se nos irá añadiendo altura alejando la meta.