El reflejo de lo que nadie quiere

22:58

Ayer, tras unos meses sin vernos, quedamos con mis amigas del cole y sus respectivos. Están al corriente de lo sucedido, que estamos haciendo pruebas y que ya vamos sabiendo alguna cosa que otra.
Hoy en día no es necesario, ni de largo, estar casados para plantearse formar una familia, pero pensaba que tendríamos boda por parte de alguna de las dos parejas en breve, pues ya llevan tiempo, respectivamente, conviviendo juntos (y a ellas no las desagradaría).
Cuál fué mi sorpresa cuando me comentaron que unos ya están manos a la obra para ampliar la troupe y que los otros se lo están mirando para ponerse a finales de año, y digo mirando porque ella tiene SOP (síndrome de los ovarios poliquísticos) y sabe de sobras que eso puede ser un problema en esta misión, aunque no es mi caso y ya véis como nos ha ido.
Por edad es lógico encontrarse con esta situación a nuestro alrededor, y les deseo de verdad y de tooodo corazón que su camino no sea como el nuestro, porque solamente nosotros, mi marido y yo, sabemos lo que se pasa, se siente, se vive...y suficientemente mal lo llevamos como para quererlo para alguien -bueno, quizá para las malas personas que hemos encontrado en nuestro camino.
Lo que me sentó como un jarrón de agua fría, y que me devolvió a la realidad de lo que nos acontece, fue el motivo que ambas argumentaron para haber cambiado sus planes, pues la maternidad no entraba en ellos hasta dentro de un poco más de tiempo:
"Como ya vemos que una cosa es ponerse y la otra que funcione... no queremos dejarlo por más tiempo por si las moscas"
¡Ni que me lo digan! Doña calculadora-controladora que creía que un embarazo se puede programar con total certeza de éxito y tener tooodas las variables posibles bajo supervisión, o que lo malo pasa menos a menudo y a los demás. ¡Ignorancia, por mi parte, en su máxima potencia!
Su comentario me hizo reflexionar, retroceder en el tiempo hasta esas conversaciones con mi marido donde fantaseábamos con la fecha a partir de la cual empezar nuestra búsqueda, o el día que decidimos liarnos la manta a la cabeza, un 1 de Noviembre de 2012. De eso ya han pasado casi 17 meses, cargados con 3 breves flashes de felicidad y una dosis descomunal de angustia, tristeza, frustración, rabia e impotencia. Donde la medida para calcular el tiempo ha dejado de ser la semana para pasar a usar los saltos entre visitas médicas, pruebas y demás.
Vivo en un momento donde los instantes se eternizan o parecen no llegar nunca a la par que sientes como se te escapa el tiempo de entre las manos.
No me gusta lo que veo en el espejo de mi vida, y no deben ser manías mías cuando ves que nadie quisiera verse por tus ojos. La gente no sabe lo duro que es y encima le quitan hierro, pero no deben estar taaan convencidos de sus palabras cuando miran por tooodos los medios no pasar por lo mismo ¿si no es taaan duro como parece qué más da?
No veo la manera de poner un final feliz, me siento como una soldado que armada con una coraza de cabezonería y perseverancia está luchando en "pequeñas" batallas antes de volver a la guerra para intentar salir, de una vez por todas airosa. Lo único que estoy sacando con tanta visita médica es "artillería" con la que INTENTAR plantar cara, que almenos ya no es el acto kamikaze que algunos, mal llamados profesionales de la salud, sugerían con tal de no hacer pruebas porque su "bola de cristal" les permitía saberlo todo sin evidencia científica alguna.
Físicamente estoy mejor, por suerte los años juegan a mi favor, ¿Psicológicamente? Estoy cansada, me siento agotada, quiero no pensar pero mi sueño es fruto del KO más que del reposo, mi faceta profesional con el "aquí no pasa nada y estoy segura que ya está" esconde una carga de contracturas, temores y demás que muestran que merezco el Óscar pues estoy interpretando el mejor papel de mi vida.
Mi marido me pide unas vacaciones, un break, no es que no se lo quiera dar, de hecho ya acordé que sí, pero me consumo con cada día, semana y mes que pasa, me da absolutamente iguaaal donde ir de vacaciones, no me hace ilusión nada de nada, ¿depresión? Probablemente. Lo único que quiero, que necesito, es mi merecidísimo premio a taaanta lucha, a tantos malos momentos, porque sinó ya no se en qué encontrar el consuelo para taaanto desgaste a todos los niveles.

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