Acupunturada

23:18

Mucho he rebuscado por la red en tooodo este tiempo: tratamientos, teorías, causas, problemas, pruebas, etc. Una de las cosas que supe, aunque no indagué más, es que hay centros de RA que recomiendan terapias alternativas como complemento a sus tratamientos, sobretodo la acupuntura.
¿Por qué? Hasta ahora pensaba que por el mero efecto placebo, debo reconocer que me equivocaba.
A raíz de la visita con el Dr. Herrero, quien me recomendó la acupuntura por temas emocionales/psicológicos/de estrés, contacté con la doctora que me referenció, la dra. Cristina Barzano (Barcelona). Consulté por la red sobre ella y no obtuve nada más que un pdf "a propósito de un caso" de alguno de los seminarios o cursos que imparte.
No hubo excesiva demora para concertar la primera cita, a 13 días vista, y me informaron sobre el modus operandi:
- 1a visita 2h
- siguientes 1h (aprox.)
- de precio... pues supongo que como el promedio de centros y consultorios. A estas alturas ya tengo distorsionado el concepto económico en cuanto al mundo sanitario se refiere.
 
Y acudí a la primera cita; esperé como 30 minutos en la salita, pero como iba con tiempo suficiente de margen antes de volver al trabajo me lo tomé como un break  y me dejé llevar por la música relajante que había de fondo.
La visita la podríamos dividir en dos partes: la larga para la anamnesis (historia clínica) de casi 1h30m y la corta para acupunturarme de unos 25m.
¿Qué me preguntó? ¡¡¡De tooodo!!! Mis antecedentes recientes, los menos recientes, tratamientos, ¡familia y relación con ella! e incluso una batería de pruebas de respuesta rápida, entre otras cosas. Vamos, que creo que no supo la hora exacta a la que voy al wc por poco...
Hasta ese punto me sentí más como en la consulta de una psicóloga que en la de una acupuntora, pero reconozco que es un tipo de medicina que escapa a mi conocimiento y su protocolo me era totalmente desconocido. El trato, por supuesto, excelente en tooodo momento y la doctora muuuy dulce, agradable y tranquilizadora.
Con el buche vacío de taaanto contar mi vida, penas y miserias, me comentó que creía tener bastante claro por donde debía abordar mi caso, aunque no entró en más detalles; a la siguiente semana me contaría su diagnóstico y me explicaría lo que me había acupunturado, lo que viene a ser la tónica de tooodas las sesiones habidas hasta el momento, según ella para no sugestionarme.
Cuál fue mi sorpresa cuando una vez en la camilla ¡decidió "pinchar" un único punto! Pensé, obviamente, si estaba de broma...¿de verdad que una hora y media echando porquería por la boca solamente daba para una aguja?
Pues sí, ¡¡¡pero menuda agujaaa!!!
Presionó un punto, me preguntó si dolía -a lo que respondí que sí- y en menos que canta un gallo ya tenía la aguja entre pecho y pecho, literalmente.
¿Sentí algo? Pues sí, pero no le quise dar mayor importancia más allá de ser producto del mal rollo o la aprensión; sí, no soy muuuy valiente que digamos.
 
Fue cuando me iba, habiendo tomado ya cita para la semana próxima, que camino del metro tomé consciencia de algo "raro" en mi: iba relajadíiisima, sin el cohete en el trasero que me caracteriza, de buen humor y liiibre de cargas y problemas. ¿Mi sufrida mandíbula? Pues ni rastro de los efectos del bruxismo que padezco debido a los nervios, naaada de molestias musculares en ella.
Mi cara debía ser como la del emoticono de whatsapp que se lleva las manos a la cabeza, pero en el buen sentido.
Aún y con esto preferí pasar del tema, pensar que, por alguna causa que me era desconocida, el ambiente había sido lo que propició tal reacción. Al día siguiente obtuve mi respuesta: adiós a mis contracturas salvajes en los trapecios, mi marido diciéndome si estaba bien porque me veía distinta, más relajada o inactiva (yo soy un nervio de por sí) y con los pechos hinchados...sí, sí, justo donde el día anterior había sentido como un hormigueo al clavar la aguja.
 
La verdad es que durante 5-6 días estuve de mil maravillas, aunque fue la regla "raruna" que me vino la encargada de mandarlo tooodo al garete; ya os podéis imaginar como me rayé, sobretodo pensando en las adherencias, que hasta pedí definitivamente hora para hacer la histeroscopia.
Los efectos de la acupuntura fueron breves pero intensos, así que desde entonces tiene mi voto de confianza y ya voy a por la cuarta sesión.
La dra me comentó que al primer punto que me acupunturó (RM 20) se le llama soltar la madre...¡y vamos si lo hizo! Dijo que era lo más parecido a experimentar el planteamiento masculino de no dar 20mil vueltas a las cosas como hacemos las mujeres. Mi diagnóstico, según ella, tiene una parte de antaño que ha ido generando un síndrome y luego tooodo de efectos por los acontecimientos más recientes. A groso modo, y entre otras cosas, me está tratando de una insuficiencia de sangre de hígado, ¡toma yaaa! Y me aconsejó visitar a una doctora nutricionista -como ya no he visto pocos médicos pues otra más- para controlar la dieta ya que, por lo visto, influye mucho en la infertilidad y abortos.
¿Cambios en las siguientes sesiones? Sí, los he notado sin demasiada dificultad y no por las ansias de querer ver que hace algo bueno todo esto sinó que físicamente se pueden valorar, así que por lo menos loca, por ahora, no estoy.
Y sí, en otras sesiones he acabado con más pinchos que la cama de un faquir.

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