Sieeempre me he quejado, me quejo y me quejaré que algunos médicos te cuenten verdades a medias, y más cuando tienen delante una persona adulta, en sus cabales -aunque no sé por cuánto tiempo- y que les ha dicho en mil y una ocasiones que trabaja en sanidad, con lo cual no todo le sonará a chino mandarín.

¿No se dan cuenta que con lo que callan me dicen más que hablando y les acabo pillando quieran o no?

 

Aún pillándolos a corto o medio plazo, omitiendo una explicación al paciente, por mucho que actuen en consecuencia a lo advertido, solamente hacen que generar malestar y que el coco trabaje más de la cuenta montándose películas, o no tan películas, pues piensas "si me están escondiendo esto...¿tan grave será?".

 

Tengo dos grande suertes con todo esto que nos está pasando:

¿Y qué es lo que me trae frita? Que cuando dichos informes llegan a mis manos confirman mis teorías e hipótesis ante "ciertos movimientos" fruto de las susodichas pruebas, ¿¡Tanto cuesta hablar claro!?

 

¿A santo de qué este berrinche? El pasado Viernes tuve la segunda histeroscopia desde que empezamos con todo este periplo.

Más allá del poco tacto durante la manipulación de mis pobres "bajos", creo que a una vaca la tratan con más cuidado..., las vi entretenerse con la camarita de las narices más de lo que me hubiera gustado: ahora miro para aquí... ahora miro para alláaa... espera que me recreo con esto del otro lado...

Y ya no es por la parsimonia, mejor hacer las cosas a consciencia, sino porque sé, ¡cómo no!, que cuando taaanto se paran a mirar y remirar algo es porque no cuadra o no lo tienen muy seguro.

 

¡¡¡Preeemio pá la niña!!!

Y cito textualment lo redactado en el informe que he logrado "clandestinamente":

"ECO previa: retención de restos, 19mm, en zona cornual izquierda"

"Orificio tubárico izquierdo: no visible"

"Cuerpos extraños: Nódulo de aprox 15mm (retención material ovular)"

En resumidas cuentas, y con mis propias palabras, tengo la salida de la trompa izquierda bloqueada por posibles restos del último aborto que, aunque van menguando, tienen el tamaño de una aceituna y están en el peor sitio posible, ¿a qué suena maravilloso? O, dicho de otra forma, "éramos pocos y parió la burra".

Empiezo a creer de verdad que alguien nos ha echado un mal de ojo... ¡o dos!