Sí, lo sé, hace unas semanas que ando descolgada del blog, pero es por lo que ya conté en la última entrada sumado a la falta de tiempo y a la necesidad de olvidarme un poco de todo este tema.

De todas formas, estos últimos días han sido de lo más mundanos, sin ninguna novedad ni hecho significativo que pudiera resultaros útil. Justamente el día de los inocentes me gastaron la primera "no inocentanda" de mi vida: Amiga Coneja, quién estaba embarazada de su segundo hijo, nos anunció -con foto por si a caso- que acababa de nacer su hija. La felicité, porque es lo que toca, y luego se me llevaron los demonios un rato; Amiga OP, quién supuestamente retoma el camino de la RA este mes, hizo lo mismo pero esta vez no contactó conmigo paralelamente para confesarme su envidia más profunda hacia la recién mamá.

 

Así nos hemos plantado a hoy, ya 3 de Enero de 2016, y mis reflexiones y conclusiones de este 2015 recién aparcado han empezado a surgir:

 

¿HA SIDO UN BUEN AÑO?

¿Entonces...?

Pues que ha sido un año menos asqueroso que sus predecesores pero que tampoco ha resultado ser mi año soñado, ¡para que engañarnos!

¡Claro que puedo enumeraros cosas buenas! Haberlas las hay y las sé ver, y me alegro de ellas (tener a mi familia y seres queridos otro año más, ir "tirando" laboralmente, recuperar vocaciones reprimidas y retomar las riendas en algunos aspectos...) pero que si hablamos en términos de maternidad, que de esto va el blog, dudo que nadie codiciara mis vivencias de este pasado 2015.