Mi YO y mi AHORA

10:16

Ayer, mientras mi marido hacía un combo de mundial con partida a un juego de internet (el vicio elevado a la máxima potencia) estuve releyendo entradas de este blog y, de golpe y porrazo, no me sentí identificada con la persona que había tras muuuchas de las entradas.
¡Que conste que no tengo ningún escriba o parecido, eh! Todo es cosecha propia.
 
Hay una parte que refleja mi carácter, de hecho si no fuera como soy probablemente muchas cosas me las tomaría de otra manera, ni mejor ni peor, pero hay otra que es fruto de lo que me he convertido en este laaargo e inacabado proyecto. Así que, cualquiera que me lea pensará que soy inestable, un día estoy en las nubes y al otro ardo en el infierno, tirando a pesimista, amargada, etc.
Parece, y así lo ha sido, que tooodo en mi vida gire entorno a ser madre, que no sepa hablar, pensar, hacer otra cosa.
 
YO soy una persona como cualquier otra, con sus defectos y sus virtudes, pero que antes de querer ese algo nuevo en la vida que es la maternidad era más alegre, bromista, social, no diré que optimista porque mentiría de mala manera pero algo más que ahora sí, que disfrutaba con sus hobbies y lograba que la desconectaran de sus mayores preocupaciones en ese momento: las laborales.
No tenía taaan malos sentimientos (envidia, rabia, frustración) y emocionalmente solamente me desestabilizaba cuando las hormonas hacían acto de presencia; me apetecía hacer cosas, un viaje me emocionaba y solamente quería llenar mi vida de experiencias, aunque tampoco os penséis que entonces, ni ahora, me hubiese tirado en paracaídas, hecho puenting o similares...
En mi vida había alegría, ilusión, esperanza, empuje, energía... y no digo que fuera todo de color de rosa, ni por asomo, pero aún así era FELIZ.
 
AHORA, prefiero el refugio de mi casa a la socialización con amistades -tengan o no niños, estén o no embarazad@s- me da igual casi todo, especialmente los supuestos "gravísimos" problemas de los demás, me es indiferente lo que haga en mi día a día, no soy capaz de disfrutar con mis aficiones (que las tengo y ¡variadas!) o mantener la concentración en un libro más de 10 minutos, ¡con lo que me gustaba a mi leer!
Soy incapaz de no encontrar vínculos con la maternidad en tooodo lo que haga, lea o vea; y cuando me dan pie, y alguien saca el tema, entro en un bucle de autodestrucción del cual me cuesta de salir a copia de hablar del tema.
Mentalmente me noto agotada, físicamente ahora no tanto ¡por suerte!, y con ganas de poner fin a esta historia de una vez por todas, sea como fuere, aunque no sin haber quemado todos los cartuchos a nuestro alcance.
Toda mi vida gira entorno a ese sentimiento llamado apatía: ¡todo me da igual! Arreglarme o no, cuidar mi persona o no, hacer una cosa u otra... ¿¡Qué mier#@ de vida es esta!?
 
POR ESO AHORA VEO MÁS CLARO, AHORA SÉ, QUE DEBO LUCHAR POR CAMBIAR, AUNQUE ME HAYA COSTADO MESES Y DISGUSTOS Y BERRINCHES Y DE TODO AÚN NO ES TARDE, ¡LA DICHA ES BUENA, Y SE LLAMA SER FELIZ!
 
Ser padres no es una obligación, es una opción, y si nuestra salud -física y mental- se pierde por el camino con esta determinación será cuestión de pensar que no es la correcta y deberemos tomar otro camino, o valorar otras opciones. No renuncio a ello, de momento, pero no quiero que me/nos consuma y se nos escurran entre los dedos más preciados meses, ¡años!, que no volverán.
No puedo cambiar o solucionarlo todo pero sí aquello que esté en mi mano.

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