El otro día, una paciente de mi padre -sí, es médico- le dio una "cosa" para nosotros porque está al corriente de nuestra situación y, según ella, a todo el mundo a quien se la ha dado ha acabado teniendo descendencia.
Cuando el Martes, aprovechando que íbamos a cenar por el cumpleaños de mi hermano pequeño, nos lo entregó me quedé a cuadros (y rombos y triángulos...). Venía perfectamente envuelto pero no hacía falta ser un lumbreras para saber que era un sonajero; sí, sí, un sonajero de la casa CHICCO, ¡y pensar que tooodo de cositas que me han regalado para bebés las tengo enterradas bajo toneladas de trastos en un armario de poco uso! Ahora me vienen con esto.

No haré un feo, ni mucho menos, a la persona que pensó en nosotros y lo hizo con la mejorcísima de las intenciones, pero que sepáis que el cacharrito de marras debutó con mal pie, pues recién sacado de su envoltorio voló por los aires por accidente. ¡Creo que si se llega a romper me da un pasmo! Y no me tengo por una persona supersticiosa, pero a estas alturas hago y creo en lo que sea.
La cuestión es, ¿qué se supone que debo hacer con él? ¿Agitarlo dos veces al día, una cada 8h? A ver, si me regalan un "amuleto" podrían dármelo con manual de instrucciones, puestos a pedir...

Y lo siguiente: hacer una escapada al Valle de Núria, en pleno Pirineo de Girona, donde hay un caldero/barreño/cubo/no sé qué dentro del cual se debe poner la cabeza, no sé si acompañado de alguna petición, para que se te concedan hijos. ¡A estos puntos ya estoy llegando! Aunque debo decir que mi visita a Montserrat durante el 2o aborto fue de lo más inproductiva o, lo que viene a ser lo mismo, sudó de mi cara.
Ya me informaré del "ritual" de Núria, a ver qué se cuentan las leyendas.