Pérdidas cuando ya se tiene(n) hijo(s)

14:17

Hoy hablaba con una amiga y, por razones varias, me ha venido a la mente una pregunta:

Un clavo no saca a otro, esto está más que claro, pero ¿se viven igual las pérdidas cuando ya se es madre?

Deseo no volver a reencontrarme con esta faceta de la maternidad, pero, sin ánimo de crear polémica, creo que:
a) el dolor por la pérdida sería el mismo.
b) habría una serie de conflictos personales que no estarían presentes como antes de tener a B.

Me explico.

De la misma manera que a quienes ya tienen hijos no les consuela que, tras una pérdida, les digan: "...bueno, piensa que ya tienes uno (o dos, o tres)", porque ese nuevx hijx traía consigo toda una serie de vivencias, ilusiones, deseos, etc, quien ha perdido uno, dos, tres o los embarazos que sean, siente, más a menudo de lo que se pueda pensar, que nunca logrará ser madre, que será algo casi imposible. ¿Por qué entonces se sigue intentando? Porque en el fondo, muuuy en el fondo, siempre queda una pequeña brizna de esperanza que unx se resiste a perder.
Este sentimiento de negación de la maternidad, le pese a quien le pese, no siento que sea compartido en ambas situaciones; para quienes ya son (somos) madres, se les niega una nueva vida, que no es poco, pero a quien ni tan siquiera se ha estrenado como mamá se le niega esa vida y esa faceta que como mujer, como persona, quiere vivir.

No me cuesta mucho traer al consciente todos los sentimientos y sensaciones que experimenté durante todos los años de búsqueda y pérdidas, y el desasosiego que me entraba sólo de pensar que no lo íbamos a lograr aún me encoge todo. Son emociones que no quiero volver a experimentar, o lo menos posible, porque lo pasé mal, muy mal, y en muchas ocasiones salió lo peor de mi.

Esta amiga de quien os hablo está pasando por una serie de problemas para ser mamá, y qué os voy a contar que no sepáis de lo que se vive en estas circunstancias... Una parte de mi la alienta a seguir batallando por lo que quiere, pero respetando sus tempos, escuchando sus necesidades a cada momento, otra quisiera decirle "¡Lo vas a lograr, ya verás!" y la otra me dice "Cállate, porque eso no lo sabe nadie..." y puedo caer en el paternalismo y "vómito de confetti" infundado dado que, finalmente, lo logramos y veo las cosas de otro modo.

Esta es mi impresión, sin ánimo de buscar polémica ni de hacer daño a nadie, no juzgo el dolor de las pérdidas en sí en ninguno de los dos supuestos, pero siento que la posición de partida a nivel emocional no es la misma.
¿Qué opináis al respecto? ¿Creéis que se puede diferenciar?
Yo, antes de ser mamá, sentía que mis pérdidas, por lo que fuera, no eran equiparables a quienes ya eran mamás; ahora, desde el otro lado, siento que debo ser honesta conmigo misma y decir "es cierto, perder siempre va a doler, pero yo ya he podido vivir algo tan bonito como ser madre"

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2 comentarios

  1. Yo nunca he tenido un aborto, más allá de un par de bioquímicos. Pero mi hijo llegó después de 4 IAs y 3 FiVs, más de cinco años buscando segundas, terceras y cuartas opiniones porque seguimos teniendo infertilidad "de origen desconocido". En breve iremos a por los congelados, pero sé que si todas las transfers que quedan son negativas, no va a doler tanto. Porque ya lo logré, tengo un hijo y he sentido qué es ser madre. Si tengo más estupendo, pero no pasaré por otra estimulación. Así que, en mi opinión, no duele igual. ¡Ojo! en MI opinión ;-) Un abrazo

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  2. Interesante.
    Creo que depende muy mucho de las circunstancias de cada cual. Lo digo porque yo he sufrido 2 abortos, en el primero no era madre, en el segundo ya tenía un hijo y sin embargo este segundo aborto me dolió muchísimo más, por las circunstancias. En mi caso porque ese tercer embarazo me costó muchísimo trabajo lograrlo y perderlo después me hundió en la miseria.
    Luego tengo el caso de una amiga que ha tenido una pérdida, con su hija de 3 años que vino después de muchos tratamientos... pero esa pérdida, de un embarazo que vino milagrosamente cuando ya no lo esperaba, que la llenó de alegría y reconciliación con su propio cuerpo, fue muy cruel, porque tuvo que interrumpir el embarazo a las 20 semanas por malformaciones. Desde luego ella misma comenta que si no fuera por su hija no se levantaría de la cama.
    Así que aunque en líneas generales creo que tienes razón, también pienso que debe haber muchas excepciones dependiendo de cómo sean esas pérdidas.
    Un abrazo. Te he leído desde siempre, aunque no sé si te había comentado alguna vez.

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